domingo, 8 de noviembre de 2020
jueves, 6 de octubre de 2016
lunes, 28 de septiembre de 2009
domingo, 27 de septiembre de 2009
he comido.
G: - Estos son los mismos caramelitos que se fabricaban en 1857, tenían hasta la misma cajita, me acuerdo cuando los probé se podían sentir al tacto los pequeños terroncitos de azúcar pegoteada encima… aglomerada… ¿los probaste?
G: - Estos son los mismos caramelitos que se fabricaban en 1857, tenían hasta la misma cajita, me acuerdo cuando los probé se podían sentir al tacto los pequeños terroncitos de azúcar pegoteada encima… aglomerada… ¿los probaste?
A: - Los probé… una porquería me parecieron, en este año y en cualquiera… nunca tuvieron gusto a nada, o por lo menos no a nada muy rico…
…- Che, esto pareciera que no esta arrancando…, creo que no te deja bajar mas de un archivo a la vez…o no se instaló bien.., no se.
B:…Exactamente la misma cajita ¿¡dijiste!?...Todo es igual, la misma tipografía, el mismo sellito en la parte de arriba con esa calcomanía que parece lacrada. ¡Todo lo mismo! parece un chiste…
Hay de naranja también…también son iguales…
…¿ya bajaste los subtítulos?
A: - No hace falta, vienen pegados…
Enter. Enter. Enter. Enter.
A: - Che, esto se trabó.
B: - Como que se trabó?, que quiere decir eso ¡? No se puede trabar una conexión…
A: - Bajó 15 min. y se trabó… ¿vos tocaste algo ?
G: - No, no toqué nada.
Miré si entender durante un rato. La mayor parte de la obra fue como si hablaran en otro idioma, como si dijeran cosas inconexas apelando a recursos paralelos al sentido común. Me sentía raro, sentado en mi estúpida butaca de cuero viejo. Un solo movimiento y los resortes vencidos se quejan. El silencio de la sala también me ponía incomodo, quería preguntarle algo a alguien, ¡bostezar!
Veía al tipo del asiento de al lado; conectadísimo, fluía en simultáneo con los actores, susurraba cosa: uff, sssss, pss, asentía o negaba con la cabeza. A veces la movía de manera circular.
Pasada una hora y cuarto me harte. No había mas remedio, tenía que repensar la propuesta. La obra estaba llegando a un punto tedioso, infinito…
Pasaron unos minutos y hubo un corte, un descanso. La obra pausó en un intervalo y yo salí a tomar el aire.
Recordé la sensación del infinito y me dio tanto vértigo… me quedé pensando en la palabra vértigo y me vino una imagen de cuando era chiquito y me estaba por tirar en patines por la bajada de mi calle.
Pensé en porque finalmente había decidido tirarme.
Pensé en que tal vez no tenía la voluntad de comprender la obra, o que no sabía como.
Me incorporé de súbito. Ya estaba en el teatro de nuevo.
El cuero deshilachado del asiento y mis manos apoyadas en él.
La obra continuaba y en el escenario nada cambió. Los mismos actores, los mismos elementos dispuestos… ¿Qué hace ahí una cortadora de pasto antigua?
Comprendo que el dialogo está totalmente separado de las acciones. Está lo que dicen y está lo que hacen. Están los elementos también. Tres mundos, vocifero bajito...
Con cierto frenesí comenzaron mis talones a golpear contra el piso.
Algo me distrae: - Señor, ¿puede dejar de golpear por favor?
…- Che, esto pareciera que no esta arrancando…, creo que no te deja bajar mas de un archivo a la vez…o no se instaló bien.., no se.
B:…Exactamente la misma cajita ¿¡dijiste!?...Todo es igual, la misma tipografía, el mismo sellito en la parte de arriba con esa calcomanía que parece lacrada. ¡Todo lo mismo! parece un chiste…
Hay de naranja también…también son iguales…
…¿ya bajaste los subtítulos?
A: - No hace falta, vienen pegados…
Enter. Enter. Enter. Enter.
A: - Che, esto se trabó.
B: - Como que se trabó?, que quiere decir eso ¡? No se puede trabar una conexión…
A: - Bajó 15 min. y se trabó… ¿vos tocaste algo ?
G: - No, no toqué nada.
Miré si entender durante un rato. La mayor parte de la obra fue como si hablaran en otro idioma, como si dijeran cosas inconexas apelando a recursos paralelos al sentido común. Me sentía raro, sentado en mi estúpida butaca de cuero viejo. Un solo movimiento y los resortes vencidos se quejan. El silencio de la sala también me ponía incomodo, quería preguntarle algo a alguien, ¡bostezar!
Veía al tipo del asiento de al lado; conectadísimo, fluía en simultáneo con los actores, susurraba cosa: uff, sssss, pss, asentía o negaba con la cabeza. A veces la movía de manera circular.
Pasada una hora y cuarto me harte. No había mas remedio, tenía que repensar la propuesta. La obra estaba llegando a un punto tedioso, infinito…
Pasaron unos minutos y hubo un corte, un descanso. La obra pausó en un intervalo y yo salí a tomar el aire.
Recordé la sensación del infinito y me dio tanto vértigo… me quedé pensando en la palabra vértigo y me vino una imagen de cuando era chiquito y me estaba por tirar en patines por la bajada de mi calle.
Pensé en porque finalmente había decidido tirarme.
Pensé en que tal vez no tenía la voluntad de comprender la obra, o que no sabía como.
Me incorporé de súbito. Ya estaba en el teatro de nuevo.
El cuero deshilachado del asiento y mis manos apoyadas en él.
La obra continuaba y en el escenario nada cambió. Los mismos actores, los mismos elementos dispuestos… ¿Qué hace ahí una cortadora de pasto antigua?
Comprendo que el dialogo está totalmente separado de las acciones. Está lo que dicen y está lo que hacen. Están los elementos también. Tres mundos, vocifero bajito...
Con cierto frenesí comenzaron mis talones a golpear contra el piso.
Algo me distrae: - Señor, ¿puede dejar de golpear por favor?
jueves, 17 de septiembre de 2009
“Luego de recibir el llamado salió sin sobresaltos y pasó por mi casa porque sabia que tenía tiempo. Fue tan precisa que después de una hora se había ido… siempre suave, delicada. Me dijo que iba a ver a su hermana. Viajó 3 horas y media y llegó en el momento justo. Sin siquiera bajar del auto la vio caer 7 pisos por el aire. Había saltado desde su balcón terraza. No la vio morir, sino que la vio caer. Quiero decir, mas que puntual ella siempre fue oportuna.”
210cm x 200cm / Acrílico sobre tela / 2009
210cm x 200cm / Acrílico sobre tela / 2009
viernes, 10 de julio de 2009
martes, 23 de junio de 2009
Texto: No conozco a Duchamp
El nunca tuvo una idea sostenida de lo que era el arte.
Ella no sabía lo que era el arte.
A él le daba vergüenza lo que pintaba y dibujaba. Aisladamente proyectaba otras prácticas que no hacía. Leía, no escribía. Solamente leía, y cuando leía miraba por la ventana sin importar la hora que fuera.
Ella lo iba a visitar con frecuencia relativa a encuentros a los que él accedía. Hablaban. A veces discutían, pero poco. En general coincidían.
Hay que decirlo, él muchas veces no sabia muy bien de que hablaba, pero improvisaba bastante. Ella se daba cuenta y le parecía muy simpático.
El la construía a ella y ella lo constituía a él.
El nunca tuvo una idea sostenida de lo que era el arte.
Ella no sabía lo que era el arte.
A él le daba vergüenza lo que pintaba y dibujaba. Aisladamente proyectaba otras prácticas que no hacía. Leía, no escribía. Solamente leía, y cuando leía miraba por la ventana sin importar la hora que fuera.
Ella lo iba a visitar con frecuencia relativa a encuentros a los que él accedía. Hablaban. A veces discutían, pero poco. En general coincidían.
Hay que decirlo, él muchas veces no sabia muy bien de que hablaba, pero improvisaba bastante. Ella se daba cuenta y le parecía muy simpático.
El la construía a ella y ella lo constituía a él.
-¡No es volumen!, es profundidad, corrige él.
Ella proclama por la igualdad en las mentes pensantes ante un hecho estético:
-¡No me expliques nada!, creo que puedo darle algún significado a todo esto sin siquiera conocer a Duchamp.
-“Eso sería ideal”, responde él, aunque la cabeza le rebotaba como un resorte.
- Específicamente trabajo sobre el campo de las posibilidades, sobre lo que pudo ser o fue y está siendo. Un estado de profecía no incumplida, una especie de Mesías que no llegó ni está por venir, un intento de no declarar demasiado.
- Para mí estas declarando, no podes dejar de hacerlo, aunque no aclares tu postura estas declarando…
- Ok, pero no me rompas la pelotas.
- ¿Ves? te pones nervioso.
Se quedó callado un rato.
Pensó que tal vez, el silencio siempre había acompañado de manera un poco incrédula la contemplación del arte.
- Ok, pero no me rompas la pelotas.
- ¿Ves? te pones nervioso.
Se quedó callado un rato.
Pensó que tal vez, el silencio siempre había acompañado de manera un poco incrédula la contemplación del arte.
jueves, 4 de junio de 2009
domingo, 1 de marzo de 2009
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